Desde la conferencia de prensa, Lenny Kravitz dejaba ver que tenía una espinita clavada con sus
fans mexicanos, ya que 16 años tuvieron que pasar – y una cancelación en 2008
por problemas de salud- para que el músico se presentara nuevamente después de
aquella primera vez en el estadio azteca
en el 2002, por ello, quizá, decidió abrir en este país su gira Raise Vibration Tour 2018.
La cita en esta ocasión fue en la arena ciudad de Mexico el pasado 13 de abril, la hora estaba muy
cerca y el foro aun no lucia con buena entrada, el trafico (o tal vez la
puntualidad que nos caracteriza) eran los culpables, situación que en momentos hacía
que no sería una buena entrada pero afortunadamente no fue así pero aunque la
gente respondió, no fue lleno total.
La Gusana Ciega
fue la banda abridora y tuvo un buen recibimiento, en todo momento el
público respeto la trayectoria de una de
las bandas mexicanas más importantes en la actualidad y la agrupación adopto
bien, que raramente, esa noche, no serían quienes se robarían el show.
Tornasol, 1987, San Miguel y Ella estrella
fueron las canciones que ponían fin a la presentación de Daniel Gutiérrez y compañía mientras el público seguía llegando
para pocos minutos después de las 22 Hrs. Las luces se apagaran y de en medio
del escenario, subiendo unas escaleras, se vislumbraba la imagen inconfundible
del guitarrista y así daba por iniciada su presentación.
Como si se tratara de la gira promocional del disco Greatest Hits, el neoyorkino preparo un
set list conformado por puro trancazo, sonando para iniciar la noche Fly Away, Dig In y el cover a American
Woman que fusiono con reggae al ritmo de Get Up Stand Up de Bob
Marley.
Tres canciones bastaron para conectar con su público pero
esto era solo el principio. Después de tomarse un pequeño respiro y agradecer a
los asistentes, comenzó a cantar a capela It
Ain't Over Till It's Over con lo que el momento de que las féminas deleitaran
la pupila con los bailes del músico, había llegado. Stand By My Woman levanto la emoción del público cuando bajo por
primera vez del escenario, para saludar a algunos afortunados fans.
El mood seguía siendo el mismo, las baladas siguieron con Believe y I Belong To You que al concluir, el músico se quedó incrédulo ante la
respuesta de la gente y pidió disculpas por no haber regresado antes pero dijo
que no volvería a pasar, con lo que se echó a los asistentes a la bolsa -y
complemento el comentario que hizo días antes durante su conferencia, donde
menciono que Mexico ya sería una parada obligada en cada nueva gira-.
Stop Draggin' Around
fue un buen pretexto para seguir subiendo la temperatura de su público del sexo
opuesto al quedarse en su acostumbrada camiseta. Lift Me Out of My Head, The
Chamber y Can't Get You Off My Mind
fueron un respiro advirtiendo que lo mejor estaba por llegar.
Presento a cada uno de sus músicos y con la novedad de que
esa noche, había un cumpleañero: Su baterista a quien el público entono el
típico Happy birthday to you pero
Kravitz pidió que cantáramos en español y el foro vibro a la voz de “Estas son las mañanitas…”
La fiesta estaba en su mero apogeo y llegaba el momento de
poner a brincar a todos. Where Are We
Runnin'? y Mr. Cab Driver nos
iban llevando al climax para después, como un himno, corear con toda la gente, Let Love Rule mientras Lenny de entre
el público, se sorprendía al ver una bandera que decía “Let Love Rule Mexican” la cual pidió y comenzó a ondearla sobre el
escenario al tiempo que daba las gracias y se despedía hasta dejar el escenario
y fue así como llego el encore.
What the Fuck Are We
Saying? y Always On The Run
sirvieron para volver a tomar un segundo aire porque llego el momento de cantar
hasta quedarse sin voz, con Again,
dando una versión extendida para volver a agradecer el cariño y despedirse
nuevamente pero como bien dicen, el que mucho se despide…
Algunas personas comenzaban a buscar la salida pero la noche
no podía estar completa sin Are You
Gonna Go My Way por lo que los músicos regresaron al escenario– y también
la gente que ya estaba saliendo- para brincar, gritar, bailar, cantar, hacer
volar vasos con cerveza –o eso me gustaría pensar que era, por el bien de
quienes resultaron bañados- dejando al músico, sin palabras quien expresó su
sentir arrodillado ante su público y besando el escenario, concluyendo así una
noche irrepetible (por lo menos en el setlist) y que todos salimos complacidos,
desde los fans de hueso colorado, hasta quienes sólo iban por un par de
canciones y ahí descubrieron que “el papasito” (como me toco escuchar que lo
apodaban algunas chicas) era algo más que las últimas dos canciones con las que
cerró.
Ahora sí, era la media noche, momento de buscar la salida y
batallar para regresar a casa, pero eso sí, con una sonrisa que seguro en años,
al recordar esta presentación, muchos la volveremos a esbozar (y esperamos que
no tenga que volver a pasar más de una década para renovarla)
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